Tuesday, June 16, 2020

¿Dónde vive el enemigo?

Jesús Rosado

La trama es vapuleante. Comienza con una pandemia desatada en Wu Hang, provocada por una aparente combinación de factores casuísticos en una ciudad que tiene como sede uno de los laboratorios más sofisticados en exploraciones de virus. Le sigue la propia progresión de la pandemia a nivel internacional.

Impacta a Europa. Siembra pánico y muertes. Se abalanza sobre Estados Unidos con cifras incontenibles y se expande por América del Sur.


En Estados Unidos, en la ciudad de Minneapolis, a un policía se le ocurre ejecutar un acto de extrema crueldad contra un ciudadano de raza negra que había cometido un delito y lo mata. La extrema crueldad, que se podía haber cometido contra un blanco, un chino, o un indio nativo, es obviada y lo que se hace prevalecer por los medios de difusión es un crimen de carácter racista contra los negros. Los medios hacen estallar una ola de violencia que más que liderada por organizaciones afroamericanas son capitaneadas por elementos de extrema izquierda organizados por un poder, aún no identificado, de algo que creíamos fallecido: un movimiento comunista internacional.

Un movimiento que pensábamos había desaparecido con el derrumbe del muro de Berlín y la extinción de la Unión Soviética. Resurge con nuevos bríos. Vestido de juventud cubiertos con hoods y con el símbolo de la hoz y el martillo. ¿Quién dirige a esta banda? ¿Moscú? ¿Pekín? ¿La Habana? ¿Caracas?

Ruego no me hablen más de los demócratas socialistas y de la izquierda extrema del Partido Demócrata norteamericano que son una tropa de imbéciles. Tan anormales como lo era Carter.

¿De dónde salen esta gente que se han manifestado en Europa y América del Sur con códigos tan similares? ¿Quién organiza, financia e instrumenta este movimiento a nivel intercontinental?

No puedo imaginarme dónde está este Komintern millennial, pero el objetivo es el mismo de la etapa stalinista: provocar en los estados capitalistas guerras civiles y conflictos de carácter sectarista y nacionalista.

Acaban de darle un golpe cibernético a una de las principales compañías de telecomunicaciones de Estados Unidos. Cientos de miles de clientes se han quedado sin comunicación. Las pérdidas suman decenas de millones de dólares. El FBI investiga las causas. ¿Cómo explicar esta secuela antecedida por virus y campaña antipolicial en los medios que favorece la progresión de una tendencia comunistoide?

Se habla de la Antifa. Pero yo diría que esa es la herramienta, no el origen. No confundamos la mierda con el culo. Lo más alarmante es que esta Internacional Comunista no ha sido identificada ni ubicada en origen, logística y soporte. Ni siquiera creo que los centros de inteligencia de Estados Unidos la hayan ubicado. Pero el que existe es un hecho.

Desde las revueltas irrefrenables en Chile que hicieron tanto daño a la estructura civil ya daba que pensar.

Que no me vengan que es una crisis infranqueable del capitalismo porque los que vivimos en dicho régimen sabemos categóricamente que no es así.

¿Dónde está el enemigo?

Arriba, invito a historiadores como Enrique del Risco, Ramón Fernández Larrea, Carlos Aguilera, Rafael Rojas… a que hurguen, husmeen, escarben en los humedales del gato, en toda la mierda roja acumulada por la historia y reflexionen e identifiquen dónde está el punto cero de estos enemigos de la democracia.

Yo me siento incapaz, senil, esclerótico o quizás acostumbrado a las estrategias de los manuales leninistas, pero tengo la delgada intuición que con esas mismas tácticas aparentemente anacrónicas hay segmentos de la generación del siglo XXI que viven ilusionados con las prácticas totalitarias y se sienten cumpliendo con una misión.

Pregunta, y ninguna más sencilla y escrutable. ¿Quiénes son los hijo de putas jefes? ¿Quiénes?

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